lunes, 18 de enero de 2010

LA CINTA BLANCA ( THE WHITE RIBBON)

Eramos tres chavales. Caminabamos por el cauce del rio seco. Arriba había una ermita solitaria. Era verano y hacia calor. Siempre bebíamos agua del pozo. Aquel dia nos asomamos a él y estaba como un espejo: reflejaba nuestras sonrientes caras. Uno de nosotros cogió el cubo y soltó la cadena. El espejo se rompió con el contacto del cubo y de ese caos acuatico, surgió la maldad, la fealdad de un perro ahogado. Ese estado en que quedé, ese malestar en mis entrañas que aun recuerdo es similar al producido por la visión de LA CINTA BLANCA.
HANEKE es una rapaz, un buitre cronista del desasogiego, de la maldad. Las heridas duelen pero aún así seguimos tocándolas, bien por el placer de recordar el dolor aun no curado, bien por pensar que van a curar rápidamente, bien por ver brotar la pus que provoca fascinación y asco a partes iguales. HANEKE retrata, disecciona la podredumbre, el dolor, EL MIEDO milimétricamente, al detalle. Ya perpetró tal descorazonadora idea en FUNNY GAMES, insistiendo en las sobrias LA PIANISTA y CACHÉ. Agazapado como el Jean Baptiste Grenouille de SUSKIND, salta a nuestras conciencias como una garrapata, absorbiendo cualquier idea de bienestar, de esperanza e insuflándonos los miedos y temores arcanos de la sociedad. La hipocresía y doble moral, el sadismo, la violencia…la mentira de la inocencia infantil. TODO ES UNA CIÉNAGA PUTRIDA.
Desesperadamente rodada con lentitud y a la vez con una capacidad hipnótica que te obliga a no parpadear , a no desviar la vista. Perfectamente contenida, de tal forma que te aterroriza muchísimo más lo que crees que esta sucediendo tras las cerradas puertas. Haneke nos describe un infierno cotidiano en un pueblecito alemán en los tiempos previos a la primera Guerra mundial. Un pueblecito de padres inflexibles, rectitud, oficios religiosos en el que se van sucediendo unos atroces acontecimientos. Y nos lo retrata con un blanco y negro inflexible, pulcro, impoluto. Como nuestros peores sueños. Como la inflexible moral. Como la asquerosa hipocresía religiosa. Como la mentira de la inocencia infantil.

3 comentarios:

  1. La verdad es que es espectacular como este señor es capaz de hacer un cine que duela tanto. Para mí junto a von Trier comparte el título de Gran Hijoputa del Cine Mundial. Ha habido directores de los que se ha dicho que torturan a sus actores... Haneke tortura al espectador... Y lo curioso es que nos gusta que lo haga...

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  2. Si, Fernando, ahora le estaba comentando a noirto el paralelismo entre esta peli y DOGVILLE. Debe dormir por las noches?

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