PONYO EN EL ACANTILADO

Ah! El color, el color!!! La mamá de Sosuke abrazando a su hijo al borde del acantilado, el movimiento de su abrigo. Ah! El color! ¡el movimiento!...los cabellos rojos de la madre de Ponyo y sus suaves ondulaciones. Esos azules, esos naranjas, esos amarillos…Matisse? Van Gogh? Ah! Esa envoltura musical que abraza perfectamente las acciones de la película, esos acordes WAGNERIANOS….
QUE NO!. INSISTO. ¡QUE NO! Que por muchos animales en la edad de hielo con jijijiji, jajajajaja, dame la bellota que es mía!!!!..que por mucha tecnología, que por mucha casa flotante con globitos, la desbordante imaginación, la absoluta ternura de HAYAO MIYAZAKI hace sombra y muyyyyyyy alargada a toda película de animación infantil o no de hoy en día. Cojan ustedes toda filmografía de MIYAZAKI y juzguen.
Pero bueno, a lo que íbamos: PONYO EN EL ACANTILADO, es –sin ser su mejor película- una alucinación acuarelística infantil y adulta. Quizás hecho en falta una mayor profundidad de la historia, quizás porque soy adulto, pero esa sencillez de formas, esa candidez será la guinda del pastel para los niños. PONYO EN EL ACANTILADO es una fábula con pinceladas ecologistas, bondadosa, pura de sentimientos…a veces un poema y a veces una sonrisa…en la que los momentos trágicos son dulcificados con un sentimiento naif de optimismo. Tomando como base LA SIRENITA, MIYAZAKI inventa una SIRENITA NIPONA, QUE LE DA SOPAS CON HONDA A LA HOLLYWOODIENSE.
Y como siempre intento, no les cuento nada de la trama. Cojan al niño que llevan dentro, abracenlo en su regazo y prepárense para disfrutar.